Uno de los mantos freáticos termales más antiguos de la isla, conocido ya por los romanos, es el que alimenta las piscinas del Hotel Delfini.
Se trata de un agua mundialmente famosa por sus propiedades terapéuticas eficaces en particular para tratar las patologías y los inestetismos de la piel. En efecto, los minerales que se encuentran disueltos en el agua de Cartarromana son preciosos aliados de la belleza y de la salud de la dermis. Los antiguos romanos, expertos en todo lo relacionado con las termas, lo sabían bien, a tal punto que eran asiduos visitantes de los baños de Cartarromana.
A partir del siglo XVI fueron los científicos los que han estudiado la composición, consagrando las aguas termales de Cartarromana entre los manantiales milagrosos del bienestar y de la belleza.
El agua de Cartarromana no sólo es buena para el cuerpo, sino también para la mente. Sumergirse en estas aguas es un placer paradisíaco, pues hace sentir los miembros más ligeros y relaja el alma. Las piscinas termales del Hotel Delfini son una pura experiencia sensorial. Las piscinas termales al aire libre son dos: la mayor y una más pequeña con hidromasaje para momentos de intenso bienestar.